Al igual que el resto de la gente normal, soy el producto de una familia disfuncional. Tenía un poco más de 10 años cuando mis padres se separaron y dejé de ver a mi papá con los mismos ojos. Nadie me explicó qué sucedía ni qué esperar del futuro, así que tuve que construir mi propia historia basándome con largas conversaciones telefónicas que lograba escuchar en la casa a escondidas y el constante bombardeo de recordatorios de que no era mi culpa en la escuela, entre familiares y de mi fiel amiga, la televisión (pro-tip: eso no es suficiente para que un niño comprenda un divorcio).
Las aguas se han calmado tras 15 años de ser hijo de dos hogares. Ahora puedo conversar con mi papá en cualquier momento, pero en esa infancia tardía tuve que arreglarme con lo lo que había, y lo que había era televisión. Ahí encontré respuestas para las grandes interrogantes que tiene cualquier persona sobre relaciones humanas, juegos de poder, y la razón de ser de las personas. Entre todas las historias que construyen mi psique, hubo una que me impactó de tal manera que la considero parte integral de mi persona, un personaje que me cautivó y enseñó tanto de la vida que podría decir con certeza que fue como un padre para mi. Estoy hablando, claramente, de MacGyver.
Cuando dejen de reírse comprenderán porqué MacGyver me llamó la atención desde un principio. Primero que nada, había una explosión al inicio de cada capítulo, o sea, si van a explotar algo al principio, ¡el final tenía que ser genial! Segundo, MacGyver usaba anteojos de aviador, señal intercontinental ser cool. Tercero, él tenía una ideología en contra de la violencia y las armas muy adecuada para un niño flaco que no debería meterse en ninguna pelea.
Mucha gente osa mofarse de las ideas tan ingeniosas de MacGyver, todos hacen el típico chiste: “Con un clip y un chicle hace una bomba, jajajaja” y se ríen mientras siguen segados por la ignorancia. Verán, el programa tenía consultores científicos en planta: John Koivula, científico experto en explosiones y Jim Green, ingeniero industrial especializado en la creación de sistemas mecánicos. De hecho, la ciencia era tan exacta que muchas veces tenían que “obviar” algún ingrediente de una bomba para evitar que niños aburridos como yo la lograran crear en casa.
Por eso no confío en los programas de cocina
MacGyver ha sido el programa que más me ha dejado como persona, ha trascendido el entretenimiento para convertirse en un modelo a seguir. Puede que nunca tengamos que desactivar una bomba, pero las enseñanzas de este programa se pueden aplicar a nuestras vidas cotidianas post-guerra fría.
Porque quiero que muchos más compartan los valores de ingenio, creatividad y civilidad, les presento un pequeño listado de las cinco lecciones que me dejó MacGyver:
1. No se queje, resuelva
MacGyver nunca se quedó paralizado ante un problema, él siempre buscaba una solución con lo que tenía a mano. El JAMÁS dijo que algo es demasiado difícil para él, mucho menos imposible. NUNCA se le escuchó quejarse de sus problemas o de su vida, porque esa es una actitud de inútiles que no lleva a nada.
2. Haga lo correcto
“¡Oh no! ¡Mi padre/marido/hijo ha sido secuestrado por maleantes! Por favor, señor con mullet que sólo está de paso, ayúdeme!” Así empiezan la mayoría de los capítulos de esta serie. MacGyver pudo ahorrarse TANTOS problemas con solo darse la vuelta y dejar cualquier cantidad de pobres muchacha que atienden sus humildes tiendas sin familia inmediata. Pero él no lo hizo, él se complicó la vida para hacer lo que tenía que hacer.
3. No espere ayuda
MacGyver siempre ayudó a quien lo necesitara. Sean niños secuestrados por terroristas, un pequeño pueblo azotado por una pandilla motorizada o un científico chantajeado por los soviéticos, él estaba dispuesto a arriesgar lo que sea para salvarlos. Y generalmente lo hacía sin depender de nadie. Yo creo que uno siempre debe estar disponible para otros, pero nunca hay que quedarse sentado esperando a que le resuelvan la vida. A veces habían aliados en las aventuras, y su ayuda era bienvenida, pero si ellos no estuvieran MacGyver hubiera encontrado una forma de recuperar el diamante robado del museo por si mismo.
4. Prepárese para todo
Cada evento imprevisible es señal de falta de imaginación. Puede que sea una lección/síntoma de paranoia, pero me parece una buena idea que cada vez que entren a un cuarto por primera vez generen un plan mental de escape de emergencia. Por dicha nunca he tenido que usar mis planes, pero siempre es bueno saber si uno puede sobrevivir una caída desde la ventana en el caso de que haya que saltar a través de ella. MacGyver no salía de su casa sin su famosa cuchilla suiza (Era la versión “Tinker” de Victorinox, disponible en Amazon), una lección para todos de que en cualquier momento todo se puede ir al infierno y habrá que salvar el día.
5. Siempre hay una solución
a MacGyver lo han encadenado, lo han enterrado vivo, lo han tirado al mar abierto, lo han drogado y lo han encerrado en prisiones más veces que a todos los villanos de Batman, y aún así él siempre encontraba una forma de resolver sus problemas. MacGyver jamás se dejó vencer por las trampas de sus enemigos, él nunca se rindió ni dijo “es inútil, mejor confieso la clave secreta para lanzar el misil”. Él siempre salía victorioso porque no se dejaba vencer por sí mismo.
Puede que este sea el artículo más cursi de todo Bad Hair Days, pero es que en los 80’s la humanidad todavía no había sido invadida por el cinismo de los 90’s y había esperanza en salvar el mundo, aunque sea un clip a la vez.
¡Extra! Les regalo una lista de soluciones que ingenió MacGyver durante toda la serie. ¡Provecho!
MUY BUENA NOTA