Jesse, cuyo destino estaba sellado en la primera temporada pero sobrevivió, gracias a la actuación tan carismática de Aaron Paul, el cual convirtió a un personaje desechable en un verdadero antihéroe que muchos adoran. Quien apele el caso de que Walt es el villano con corazón de oro, está equivocado. Walt desde sus inicios ha tenido algo que lo caracteriza como uno de los personajes más despreciables de la televisión, su orgullo.
Ese señor de fachada bonachona es una víbora en disfraz y sus acciones son reflejo de su adicción al poder, permitiéndole así hacer uso de cualquier persona que se le ponga en el camino, especialmente de Jesse.
Realmente el pobre de Pinkman ha sido el personaje que ha sufrido más en esta serie. Aunque bien se puede decir que cuando Walt lo encontró, el tipo no valía ni un centavo y que entró al negocio de modo voluntario, siempre hubo un rasgo de humildad, humanidad y moral en él.
En tanto que Walt siempre ha sido y será un viejo taimado, para White el fin siempre justificará los medios. Al igual que Todd, Heisenberg piensa que nunca se tiene demasiado poder o dinero, recordemos que él estaba en el negocio del imperio, mientras que el único objetivo de Jesse ha sido pasarla bien, hacer un poco de dinero y listo.
Como ha dicho Vince Gilligan, Jesse es el eje moral de la serie, no Skyler quien no le tiembla la mano para bailar entre ambas caras de la moneda, ni Hank que tiene un sentido utópico y represivo de la justicia, sino Jesse el adicto, el amigo, el peón y ahora el esclavo.
La vida de Jesse pudo ser fácil y vivir con una familia en apariencia normal. Pero al sucumbir a las drogas, la gente que se suponía eran los responsables de cuidar de él, se dieron por vencidos y le dieron la espalda. Generándole el sentimiento de soledad, el vacío emocional que la droga venía a llenar. Pero a pesar de esto siempre hubo destellos de una buena persona en él. Trató de amar y por un tiempo logró un sentido de estabilidad, que le fue arrebatado dos veces, de modos distintos pero con un mismo final.
Pinkman siempre ha demostrado un interés más allá del negocio de las drogas, esto solamente era un medio para llegar a la felicidad, la cual no consiste en obtener más ganancias o más poder, sino en encontrar a alguien con quien pasar la vida, alguien a quien compartir, que le ayude a llenar el vacío que ha tenido toda su vida.
Al inicio vemos como Jesse comienza a ver a Walt como una figura paterna, su familia y como tal, él se apoya en el profesor para poder salir adelante, creemos que realmente Walt se preocupa por él y Jesse también lo cree. A lo largo de la serie corroboramos que a Walter simplemente no le importa el estado emocional de Jesse, a menos de que sirva de motor para que se comporte responsablemente a la hora de cocinar blue meth y así cementar el camino para la conquista del viaje de Walt.
Las acciones que Jesse toma le dejan cicatrices enormes, las cuales lleva a cuestas todos los días, no las olvida sino que son un recordatorio del precio que debe pagar, consecuencias reales que lo marcan de modo tal, que le causan recaídas, depresión y culminan en el momento cuando la mancha de sangre se hace insoportable.
Entre tantas manipulaciones de Walt me parece increíble que Jesse aún continúe luchando para escapar de su pasado, sin dejarse vencer por las circunstancias que lo rodean. Faltando un episodio para el final, esto se hace más evidente, el pasado está constantemente recordándonos los errores, apuntando las omisiones, está en cada uno de nosotros el modo de afrontarlo, ya sea corriendo y deteniéndose para gritarle en la cara o desmoronándose en el momento en que la situación se convierte en una bola de nieve imparable.
Jesse es de mis preferidos y de verdad me voy a sentir devastada si algo malo le pasa, bueno hay finales más graves que la muerte, como el que está viviendo actualmente Pinkman, pero aún guardo un poquitito de esperanza de que saldrá avante.
Demasiado bueno, Jesse es de los mejores personajes jamás creados y lo ha sufrido todo (más después del cap 15). El ha estado tan cerca de ser feliz 🙁
Jesse Pinkman es no más que un pobre imbecil