Bienvenidos a la segunda parte de la crónica para el Mad Cool 2019, por nuestro festivalero itinerante oficial: Daniel Matarrita. Pueden leer la primera parte de esta historia, aquí.

Día 2

Sharon Van Etten

Tengo que admitir que Sharon Van Etten, junto a Vampire Weekend y The Cure, era lo que más me emocionaba ver en todo el festival. Sí, así de serio.

Entonces decidí despejar mi agenda desde que llegué para buscar el mejor espacio posible. Y en parte me alegró que no fui el único que seguía el plan.

El crecimiento que ha tenido esta artista a lo largo de sus álbumes es algo que más gente debería conocer. A este punto puede que sea una de las artistas más interesantes en el rock que hay en la actualidad y verla en vivo solo hace que uno se lo confirme mucho más.

Desde un inicio contenido con Jupiter 4, un recuerdo a sus primeras épocas con One Day, los momentos de reflexión como Tarifa y un poco de su lado más agresivo con la versión en vivo de Hands (que es cien veces más impresionante a la ya grandiosa versión de estudio) y Comeback Kid, su primer single de su más reciente álbum.

Cabe resaltar el momento más que mágico cuando cantó Seventeen, para mi opinión, una de las canciones del año, lo dio todo y puedo asegurar que en el verso más fuerte, ustedes saben de cual les hablo, el contacto visual que hubo entre ella y un joven de Costa Rica hizo que el viaje de más de nueve horas valiera la pena.

Las primeras lágrimas fueron derramadas, el calor no nos importaba porque solo el estar ahí nos confirmaba que era un gran momento.

Cierre con dupla de Everytime the Sun Comes Up y Serprents para terminar de darnos la experiencia que estábamos buscando de esta excelente artista.

The National

El ambiente de festival, es diferente y siempre he dicho que es de los mejores ambientes en los que se puede estar. Por esto, fue que André, uno de los ticos que habíamos visto el día anterior, me invitó a esperar con él y con parte de sus amistades al concierto de The National. Dichas amistades nunca llegaron, sin embargo, eso no impidió ser recibido como si nos conociéramos desde hace años. Por estos momentos es por lo que uno regresa a estos festivales.

Pero sería bueno que empecemos con la presentación de esta pequeña gran banda de Ohio, porque en serio tenemos mucho de qué hablar.

Al ser en punto las 10:00 P.M., fueron saliendo uno por uno los integrantes de esta agrupación liderada por Matt Berninger.  Tengo que admitir que sí disfrutaba a The National desde antes, no por nada decidí esperar para estar lo más cerca posible. Sin embargo, algo de su presentación en vivo simplemente cambió mi forma de verlos. Más allá de ser malinterpretados como una banda aburrida o según el meme, música para padres divorciados, es un gran espectáculo digno de presenciar.

Las canciones tienen un mucho mayor impacto, momentos como en Fake Empire, Oblivions o Light Years en el que se derramaron lágrimas sin importar el contexto de cada uno o con momentos de total euforia al ver como Matt bajó del escenario y lo tuvimos a solo centímetros cantando Don’t Swallow the Cap o Day I Die.

Ver parejas tanto jóvenes así como ya con bastantes años, abrazados, cantando juntos en momentos para los que cada uno era tan especial, es lo que logra este tipo de ambientes. Lograr que un evento masivo, sea también un momento así de íntimo para cada persona.

Black Midi

Luego de The National no pude elegir un cambio más repentino que ir a la tarima manejada por la revista digital, Consequence of Sound, para vivir de cerca el fenómeno británico que es la banda emergente, Black Midi.

Una banda que reúne aspectos del Post Rock, Post Punk, Math Rock, Noise y con todo esto experimenta para ser por mucho uno de los actos más interesantes que se pueden ver hoy en día.

Este cuarteto de jóvenes de no más de 25 años tiene talento que les sobra y viendo presentaciones de ellos en vivo uno lo puede notar con claridad, sin embargo, sí puedo señalar a uno de estos cuatro muchachos como algo fuera de este mundo y es la destreza inimaginable de Morgan Simpson, el baterista de la banda. En serio ver el show completo de ellos fue una de las mejores decisiones que decidí tomar ese día.

Cariño

Cariño es pop color rosado y con olor a chicle de frutas. Es ser romántico sin importar lo que piense la gente. Con letras con carácter anecdótico y para dedicar en los mejores momentos, como con Canción de Pop de Amor (momento cumbre para parejas que estaban ahí como otros que con una sonrisa en la cara estaban grabando para los que no estaban), o en los peores momentos como con Mierda Seca.

Su presentación en vivo solo hace que esta identidad se vuelva más fuerte cuando vemos a estas tres chicas españolas tocando su música sin preocupaciones y teniendo tanta diversión ahí arriba en el escenario, como nosotros del otro lado.

Un claro sentido de sororidad que hace que su set sea un lindo y tranquilo recuerdo en una noche que todavía contaba con unas cuantas horas más para aprovechar.

Wolfmother

Hace unos nueve o diez años, un joven Daniel vio (500) Days of Summer en Cinecanal. El soundtrack incluía canciones de Regina Spektor, Carla Bruni y The Smiths, sin embargo, una de las canciones que más quedaron en su memoria fue Vagabond, de la banda de Stoner Rock, Wolfmother. Ese fue el inicio de un enamoramiento con el álbum debut de esta agrupación, que a pesar de haber lanzado tres álbumes más durante los años, mantenía a ese como el mejor de todos.

La idea de verlos en vivo no era una fantasía ni un sueño sin precedentes. No era algo que realmente esperaba. Sin embargo se dio, y vaya que valió la pena.

Al tener la agenda completamente vacía durante ese tiempo, no vi por qué no podía ir a esperar su presentación y lograr un buen espacio. Y pues, estar de segunda fila, creo que se puede considerar como misión cumplida.

Ya estando ahí, al iniciar el concierto, la locura de la multitud que fue llegando poco a poco no era para menos.

En su mayoría, el repertorio de esa noche fueron canciones de este disco homónimo que por tanto tiempo me acompañó y poder corear alrededor de tanta gente canciones como Apple Tree, Joker & the Thief y pues Vagabond, es una razón por la que le tengo que agradecer a Madrid.

Empire of The Sun

Podría hablar de las cuatro canciones que escuché desde una distancia aceptable, pero la verdad es que prefiero que Daniela, mi compañera de este viaje y una de mis personas favoritas, se encargue de contar la experiencia de ver a Empire of The Sun en primera fila.

Día 3

Johnny Marr

Vamos a ser honestos aquí. Si recuerdan el texto del Vive Latino del año pasado, creo que tienen una idea pero vamos a dejarlo claro.

No, a mi no me gusta The Smiths. Me gustan las tres canciones que conozco de la radio o de películas o series pero hasta ahí.

¿Por qué decidí ver a Johnny Marr en vivo? No tengo idea. Curiosidad tal vez. Tener la agenda vacía para ese momento. Darle la oportunidad que no le había dado a la otra mente creativa de esta banda. Reírme de la ironía y lo que han cambiado todo desde la última vez que estuve en un festival con un integrante de The Smiths a como estaba en ese momento.

No sé, pero tuve una agradable sorpresa al ver un set muy bien montado en esos cincuenta minutos que a pesar de que se centró más en canciones de su mítica banda, siento que es interesante ver cómo Marr se podría considerar con Morrissey lo que es Noel Gallagher con su hermano Liam. Tal vez después de todo Marr merece una atención mayor y por qué no, similar a la que se le da al mítico vocalista de esta banda inglesa.

Jorja Smith

Jorja Smith es una más en la lista de artistas que procrastinaba en escuchar. Yo sé, ¿quién procrastina escuchar música?

Pues yo al parecer.

Pero eso también da para grandes momentos de fascinación. Como en esta ocasión.

Jorja exhala sex appeal y confianza que hipnotizan desde el primer minuto, tomando en cuenta que tiene solo 22 años. Una voz angelical, una banda detrás con gran talento y una fineza para tratar el R&B que demuestra de gran forma el rango de nuestra juventud que creció escuchando artistas como Alicia Keys, Lauryn Hill y Amy Winehouse.

Sus letras también hablan de temas de jóvenes de nuestra edad, pero puesto de una forma muy madura que me dejó boquiabierto.

Parquet Courts

El 10 de abril, en uno de esos días que los organizadores del festival decidieron confirmar bandas para el festival, anunciaron a la banda neoyorquina, Parquet Courts. Desde ese día hasta el sábado 13 de julio solo tuve un pensamiento en la cabeza.

Necesito estar en el mosh de Parquet Courts.

Cuando llegó el día de la verdad, obviamente despejé mi agenda por esa dosis de adrenalina que me esperaba en uno de los escenarios pequeños dentro del toldo. Perfecto para el nivel de desastre que iba a suceder.

Al salir este cuarteto la emoción no daba a más. Sin darle mucha importancia a uno de los pocos problemas técnicos que vi en todo el festival mientras tocaban Dust (en la cual no pararon de tocar sin importar el inconveniente que se intentaba resolver por otro lado), fue un concierto al que le lograron sacar el provecho a los 45 minutos disponibles.

Daniela podrá decir que los españoles no saben perrear y le puedo dar el punto por ese lado, pero por otro lado, sí que saben hacer un mosh. Y escuchar Almost Had to Start a Fight/In and Out of Patience mientras todos nos empujábamos y brincábamos como si no hubiera mañana, es como una postal mental que nunca se borrará.

The Cure

¿Qué puedo decir yo, Daniel, de 22 años y habitante de Coronado, de una banda tan mítica, tan famosa y con la experiencia de estar lanzando álbumes desde 1978? Algo que no se ha dicho ya, obviamente.

Bueno, no por nada, este fue el día que a simple vista había mucha más gente que los días anteriores.

Al estar ahí tal vez unos 30 minutos antes de empezar esta velada de poco más de dos horas que tenían preparado, ya había mucha gente esperando. La primera vez que veía esto, pero nuevamente, estamos hablando de The Cure. A cualquier lado que veía era gente que simplemente estaba feliz de estar ahí con sus acompañantes. Novios, esposos, amigos, familia. Un sentimiento de comunidad que pocas veces he sentido.

Y pues, abrir con Plainsong hizo ese momento pues muchísimo más especial. Mágico incluso. Escribir esto y recordar el momento me trae el mismo escalofrío que sentí en ese momento. Algo salido de un sueño.

Y así fuimos pasando una por una por esas 27 canciones. Desde Pictures of You, Inbetween Days, Burn, Just Like Heaven, A Forest. Ya saben, esas canciones icónicas que ya a este punto de una u otra forma ya están impregnadas en nuestra memoria.

Abrazos, sonrisas, besos y lágrimas fue lo que más abundaba en una audiencia que sabía muy bien que ver a alguien tan importante para la música actual como lo es Robert Smith, es algo que no pasa todos los días.

Esa voz que no cambia ni un poco a pesar de los años nos demostraba lo que uno debería esperar de una banda de ese calibre.

Incluso un encore que no tiene otra forma de describirse que no sea perfecto. Empezarlo con Lullaby y terminar el show con Boys Don’t Cry.

Dado por finalizado el concierto y mientras la multitud se iba esparciendo y movilizando ver tanta gente con lágrimas en los ojos abrazando a sus acompañantes fue otro de los mejores recuerdos que tengo y que siempre me quedará en la memoria.

Robyn

Poco después de terminar el set de The Cure la atención se dividió entre unos que se fueron a la música electrónica de la tarima de The Loop, el Hard Rock de Greta Van Fleet y el pop de alguien con la trayectoria de Robin Miriam Carlsson, o Robyn.

No nos podíamos quedar mucho a que tuvimos la gran idea de irnos a otro país a solo horas de terminado el festival.

Así que tuvimos que ver dicha presentación desde una distancia considerable sentados y tomando Kalimotxo, un trago con base de vino tinto y Coca-Cola. Muy bueno, más que recomendado.

De igual forma, las ganas de bailar no pasaban y eso se lo debemos a este show que nos dejó con ganas de presenciarlo una vez más en el futuro con la atención que se merecía.

Mientras nos alejábamos de esa tarima y de todo ese espacio enorme lleno de amantes de la música, cansados después de cuatro días de fiesta como ninguna otra, ligeramente ebrios y con expectativa de un viaje que nos iba a llevar a unos cuatro países más en cuestión de una semana, sabíamos que haber empezado el viaje viendo a todas estas bandas que escuchamos muchas veces en nuestros celulares, computadoras y por qué no, incluso salidas a aquel bar en medio de la ciudad, fue la mejor decisión que habíamos tomado.

Mientras el Uber nos llevaba a nuestro airbnb y luego al aeropuerto para comenzar dicha aventura, lo único que podía pensar era como Madrid se ganó mi corazón y el festival Mad Cool, tanto por su excelente line up, impecable producción e insuperable ambiente dejó la barra muy alta para lo que vaya a venir en el futuro.