Big Mouth es la mirada más indiscreta, graciosa y atinada de la pubertad

Sergio Beeche Antezana
Sergio Beeche Antezana

 

 

Pensemos en una manera de representar los hechos más irreverentes, y hasta tabú, de la sociedad y que tengan un acercamiento que vaya desde lo absurdo hasta una excelente comedia. Que tenga, además, situaciones conocidas y comunes de la sociedad, pero que ponen incómodas a la mayoría de las personas. Como cuando se ven las escenas sexuales puestas en pantalla con familiares al lado. Así es —con un toque extra de ingenio— Big Mouth, la curiosa nueva serie de Netflix. Una singular mirada de la entrada de la adolescencia hormonal, etapa por la cual todos debemos pasar.

La grata sorpresa es que Big Mouth, está muy, pero muy bien hecha. Pensada desde una noción de locura y muchos colores, la serie ideada de cuatro creadores tiene la gran ventaja de ser, justamente, animada. Claramente, no todo su mundo visual llega a ser la parte más innovadora, pero resulta el complemento perfecto para poder llevar, con mucho estilo y naturalidad, la historia que comprenden los buenísimos diez episodios de la temporada.

Big Mouth
Big Mouth

Sin entrar en mucho detalle, Big Mouth sigue a dos amigos de trece años que comienzan a experimentar las circunstancias de la entrada a la pubertad. Nick lo vive desde las experiencias externas, con el enfrentamiento directo dentro del colegio, los compañeros y sus padres hilarantemente liberales. Andrew, por su parte, se va más hacia la intimidad, al estar en constante auto descubrimiento de su cuerpo y de su erotismo particular. Y está Jessi, que lleva un poco de ambas condiciones en el acertadísimo espectro de cómo vive una chica su paso hacia la madurez. La distinción entre perspectivas de los aspectos de la sexualidad es estupenda.

Big Mouth
Big Mouth

Así, Big Mouth va, episodio por episodio, explorando los eventos propios de la etapa de explosión hormonal adolescente, combinados con el siempre engorroso y fastidioso colegio. Todo esto es llevado con el más atinado humor irreverente y ocurrente que comprende la narrativa de la serie. Siempre cuidando los viajes internos de cada personaje, ahí yace el gran acierto de Big Mouth: no solo son un montón de chistes sueltos con obscenidades, sino que todo tiene su propósito; un cuidadoso acompañamiento para cada situación irónica y crudamente real de las historias. Eso lleva a abarcar los temas, moralejas y lecciones de vida con el preciso sentido de empatía y delicadeza hasta en los momentos más incómodos. Las motivaciones nunca son en vano y los conflictos siempre fluyen de manera orgánica.

Big Mouth
Big Mouth

Entra, entonces, la invención más ingeniosa de la serie: El monstruo hormonal (The Hormone Monster), una escurridiza criatura que siempre está al lado de Nick cuando se siente “cachondo”. Este loco ente incita y se regodea de todo lo que tenga connotaciones sexuales; es la atinada representación de la mente instintiva masculina. Y aparece, además, su contraparte femenina: la Hormone Monstress, brillante contraste en ideas y personalidad para Jessi. ¡Genial (y demasiado gracioso)!

Big Mouth
Big Mouth

Como sucede con BoJack Horseman y Rick and Morty (por citar un par de ejemplos recientes), Big Mouth se une a esta generación de series que implementan nuevos mundos a través de animación bastante sencilla, pero de temas maduros. Programas que toman temáticas interesantes de la realidad y las entremezclan con artificios más excéntricos que nunca se verán fuera de lugar. Es una ventaja a la hora de mostrar situaciones que no serían tan fáciles de representar en una producción común de carne y hueso (live action).

Entonces, con su toque propio de originalidad, Big Mouth sobresale (no tanto como programa animado, sino como serie propiamente), aprovecha los recursos que tiene (el trabajo de voces es algo espectacular) y lleva a la perfección los parámetros narrativos que establece para quedar como temporada concreta y concisa de televisión. Además de haber salido de la nada, como uno de los tantos estrenos fugaces de fin de semana en Netflix y que, por las pocas limitaciones de la plataforma, permite que exista una serie como esta en todo su esplendor. Por una vez, agradezco esa libertad, sin un solo tapujo, que puede contar a cabalidad cada idea que tuvieron los creadores. Ideas ingeniosas que terminan haciendo excelente televisión.

 

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