Game of Thrones — The Dragon and the Wolf

Sergio Beeche Antezana
Sergio Beeche Antezana

 

 

 

Parecía que las decisiones de una misión sin ningún sentido —y de uno de los episodios más desalentadores de la serie— llevarían a la serie más grande del momento a una inintencionada caída. Las excusas para que la narrativa se moviera de la manera en que ha sucedido simplemente no podían sostener mucho tiempo la credibilidad que había construido Game of Thrones a lo largo de sus años al aire. La separación de la fuente literaria demostró que los jefes (showrunners) de la serie son mejores adaptando que ideando narrativas desde cero para hacerle justicia a los personajes.

The Dragon and the Wolf
The Dragon and the Wolf

Por suerte, con el último episodio de la séptima temporada, The Dragon and the Wolf, la serie se redime (justo a tiempo) y consigue colocar las piezas adecuadas para que todos los sucesos tengan sentido y se desarrollen orgánicamente (dentro de lo que se espera en este punto de la serie). No se puede hablar tanto por la temporada —que ha sido una de las más desiguales pero tolerable por su carácter de mero entretenimiento épico— sino para los temas que surgen dentro de las escenas específicas que construye el guion para el episodio. Esa cualidad de hacer grandes los momentos más pequeños que siempre ha servido mejor aquí.

The Dragon and the Wolf
The Dragon and the Wolf

Hay que aceptarlo: Game of Thrones es una serie que ahora se mueve por su trama; es una inmensa y muy popular novela  (y eso no es algo necesariamente negativo). El espectáculo visual y las piezas que llevan la narrativa a una conclusión fueron el aspecto central de esta penúltima temporada que no sabía en qué concentrarse, incluso con tan pocos episodios. Pero con el enfoque específico de este episodio regresa un poco el carácter político tan distintivo y de las luchas de poder representadas por la serie. Las lealtades, evolución de las dinámicas, nuevos descubrimientos y decisiones internas vienen a profundizar un poco (o a prometer cierta profundización de) la delgada capa de profundidad que le queda.

The Dragon and the Wolf
The Dragon and the Wolf

Uno de los mejores aspectos de The Dragon and the Wolf es la ruptura de la expectativa que la serie nos ha enseñado a tener. Al suponer que existiría un conteo alto de muertes de personajes principales, se da cierta sorpresa cuando vemos que casi todos sobreviven y quedan como protagonistas hacia el final, permitiendo que la audiencia se encariñe más con sus favoritos. Así como la colocación de nuevos viajes a través de redenciones bien merecidas (con Theon, por ejemplo) o con revelaciones solo para la audiencia como promesa de enredar el asunto para los personajes (Jon y Dany; o, por otro lado, la excelente discusión entre Cersei y Jaime). Incluso, con la poco creíble y totalmente forzada historia de este año para Sansa y Arya, sí pudo darse un acertado y sorpresivo final, de todas maneras llevado un poco de la oreja, pero ciertamente satisfactorio. Ahí hay estilos visuales claros y acertados que ofrecen puntos de vista para cada personaje y el estado mental en el que están; vuelve a haber sentido de relato junto a lo formal.

The Dragon and the Wolf
The Dragon and the Wolf

Entonces, las implicaciones que vienen de las conversaciones que se dan en este episodio prometen que el final del viaje podría verse mejorado si se dirige la atención hacia esos momentos pequeños, los cuales hacen los grandes más satisfactorios. Ya no hay mucho cabo suelto con el cual los escritores pueden jugar, solo queda enfatizar en el nuevo camino que quedó trazado para la historia y para los personajes. Y a pesar de que muchos giros y colocaciones narrativas fueron tremendamente forzadas y salidas de la nada, y porque seguramente habrá un par más que vayan a revelarse, no hay por qué no esperar uno que otro destello de grandeza para la última temporada, cuando sea que vaya a suceder.

The Dragon and the Wolf
The Dragon and the Wolf

Así, Game of Thrones deja un mejor sabor (con el cual quedo cauteloso, eso sí) para esperar un final del camino adecuado y oportuno. No queda de otra que ver estos siete episodios como el puente hacia la conclusión definitiva que tenga la serie. Solo esperemos que la emoción de ver el peligro acechar a los personajes no acabe o derribe las dinámicas entre los que nos importan y queremos ver triunfar —o caer— en pantalla. Al final del día, esos son los que llevan esta historia, por más que esté manejada por los sucesos grandes y emocionantes que atrapan, y seguirán enganchando, a tantísimas personas.

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