Julieta: El absurdo peso de los hijos malagradecidos

 

Por Luis Saenz
Por Luis Saenz

 

 

 

Un día sin mucho que hacer decidí, como muchas veces, ir a ver una película al cine. Aburrido, no pensé que película iba a ver, sólo me metí, compré las palomitas y me senté. Cuando me di cuenta, estaba viendo Julieta, la nueva película de Almodóvar.

Como en todas las películas de él, estaba esperando ver a algún trans o por lo menos a un gay. Sin embargo, esta historia no giraba en mundo de lo sexual, sino más bien en el sufrimiento descorazonado de una madre que lo perdió todo sin saber por qué.

La carta que le escribe Julieta a Antía, su hija, está llena del pesimismo y dolor que solo una madre puede sentir. No sabe cómo continuar con su vida, se siente derrotada y triste por la ausencia de su hija que no le dio razones de nada. Nada más se marchó y se fue.

Julieta conoce a su amor, Xoan Feijóo, en un recorrido en el tren. Este viaje en tren está lleno de accidentes ya que en medio camino un hombre se suicida al tirarse a las líneas del tren. Julieta ve como Xoan va a rescatarlo, o mejor dicho a recogerlo, y desde entonces supieron que debían estar juntos.

Me acomodé de nuevo en el asiento y le puse un poco más de atención a la película ya que la muchacha que estaba sentada a la par mía empezó a comer palomitas sin ruido característico de los que comen mal.

Julieta va caminando por la calle y se encuentra a una vieja amiga de Antía. Ella le cuenta que hace poco vio a Antía con sus tres hijos en un parque cercano y que estaba muy bien. Desde luego, esto para Julieta desencadena todo tipo de sentimientos. La ira de saber que no la pudo ver, que está cerca y no se dignó a visitarla, no conocer a sus nietos.

En el cine le suben el aire acondicionado al máximo y me pongo de nuevo la chaqueta que está en el asiento, pero me doy cuenta de que estoy lleno de pedazos de palomitas por todos lados.

De pronto en la pantalla anuncian que Xoan se ha muerto en un accidente mientras estaba pescando. Noticia que Antía siempre le resintió a su mamá.

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Ya un poco mayores, Julieta y Antía viven en Madrid. Antía le dice a su mamá que se va a un paseo por Suiza para poder encontrarse a sí misma. Julieta se siente golpeada por la noticia accede un poco resentida que no quiera estar con ella más. Los meses pasan y cuando Julieta va a recogerla de nuevo, le dicen que Antía no quiere saber nada más de ella.

Destrozada por la noticia, Julieta empieza un ciclo de depresión bastante fuerte. Se siente mal y trata de pensar que fue lo que hizo mal durante todos los años que estuvieron juntas. ¿Será que nunca la perdonó por la muerte de su padre?, ¿de verdad la odiaba tanto para alejarse de esa manera?, ¿qué se hace cuando las personas más queridas dejan de serlo?

Me quito la chaqueta. Ya era hora de que bajaran el aire acondicionado. Ahora sin palomitas y con la boca seca busco lo último que queda en el vaso de cartón.

De pronto, una carta le llega a Julieta. Antía le escribe después de 12 años y que quiere verle de nuevo. Entre feliz y contenta Julieta se sube a su auto y se dirige a su encuentro. ¿Puede haber un espacio en su corazón para perdonarle todos los años de ausencia y las angustias que le provocaron?

Trato de levantarme, pero tengo la pierna dormida por haberme sentado mal por un rato. Siento el inevitable cosquilleo y trato de salir renqueando de mi asiento hacia la salida.

¿Ya viste la película? Cuéntame que te pareció el final. ¿Era lo que esperabas? Espero tu respuesta.

Trailer:

 

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