Hace un par de findes, mientras muchos disfrutábamos de nuestras respectivas celebraciones paganas, SNL tuvo como invitado musical al prolífico artista antes conocido como el Artista Antes Conocido Como Prince. . . (Prince). Él, siendo de esos artistas que le ponen su firma a todo lo que hacen, decidió cambiar el formato por primera vez en la historia. Y como lo que Prince quiere, Prince lo obtiene, Lorne dio el brazo a torcer y quebró con más de 40 años de tradición. En esta ocasión Prince dio un mega segmento musical tipo medley que duró aproximadamente 8 minutos, en vez de los dos segmentos usuales.

Los que somos fans del mae no nos sorprendimos al verlo destrozar el teclado con su talento prodigioso durante la primera parte. También se dedicó a darles lecciones a “músicos” contemporáneos con su guitarra eléctrica. Tampoco sorprendieron sus gafas “tríclopes” (con un lente extra para el tercer ojo por supuesto) ni su nuevo look Afropuff, aunque si nota más ralito en la parte superior de cráneo. #IFeelYourPain.

Prince es prueba de que sí es posible sobreponerse al fantasma que vive en ese soundstage y que recientemente asustó a Iggy Azalea. Tantos buenos artistas no pueden con el formato en vivo. Hasta el mismo Paul McCartney se ha visto flojo en ese espacio. Es gratificante ver como todavía existen algunos que se toman en serio su profesión, y no recurren al LipSync. Muchos dicen que los problemas de sonido solo afectan a aquellos que recurren a los arreglistas para sonar bonito. Los que curtieron su cuero en bares y chivos de bajo calibre no parecen salir afectados.

Ese soundstage ha sido testigo de momentos épicos en la historia musical. Elvis Costello fue considerado persona non-grata en SNL durante muchos años después de su presentación por ejemplo. El joven Elvis empezó a tocar Less Than Zero después de que todos los execs, incluyendo a Lorne, le habían prohibido tocar su hit anti-establecimiento RadioRadio. Después de unos segundos, sin embargo, Costello cambió de opinión, y le indico a los miembros de su banda seguir con el plan original. Lo bonito del formato en vivo para artistas como Costello, es que les brinda el chance de sacarle el dedo a la industria.

Como su título lo indica, el 90% de SNL es en vivo, y como tal todo no siempre sale a la perfección. A continuación un recuento de lo bueno, lo malo y lo feo de los invitados musicales.

Lo Bueno

Radiohead. Un nombre asociado con talento puro. En mi opinión la banda dio la mejor presentación en la historia de ese escenario. Aun me acuerdo haberlo visto en vivo en el cuarto de mi mama. KidA apenas había salido y aún no había podido oírlo. Obvio que al día siguiente estaba buscando alguien que me dejara quemarlo.

Lo Malo

La versión a cappella de War por Sinéad O’Connor. Lo malo de esto no fue la presentación si no la reacción del público. Sinéad, a quién siempre le ha resbalado eso de ser famosa, rompe la foto del papa en protesta a la protección que ahora sabemos le brindaba la iglesia a los sacerdotes quienes abusaban de menores, cambiándolos de “rebaño” en vez de reportarlos y/o guindarlos de las bolas. Lo verdaderamente increíble es el silencio espeluznante al final. SNL recibió miles de miles de cartas (si en ese entonces la gente aun escribía cartas con papel y lapicero) y llamadas después de ese incidente. Lorne se rehusaba a permitir la retransmisión de la presentación aun en los reruns. Uno de los momentos más poderosos, que algunos dicen fue el principio del fin de la carrera de Sinéad.

Lo Feo

No existe momento más cringe-worthy que ese minuto en donde la “carrera” musical de la hermana de Jessica se empezó a derrumbar. Algunos dicen que es injusto como la juzgaron por «lipsinquear», cuando la practica era un secreto a voces dentro de la industria. No me importa. Ashlee Simpson es igual a todo el resto de los “Disney-ncompetentes” como Miley o Selena Gómez. Momentos como este son los que me hacen agnóstico. Si Dios existe, fijo tampoco se aguanta la “música” de Bieber.